Estas fueron algunas de las irregularidades que dimos a conocer sobre el comedor “una luz de esperanza”. Dado que pasaban casa por casa, en la ciudad de Luján y localidades, y ofrecían bonos de hasta 500 pesos, supuestamente para ayudar los chicos pobres, pero, no contaban con habilitación ni con permisos para este tipo de transacciones con dinero en efectivo en la vía pública.
Vecinos y comerciantes, además de sus propios vecinos, denunciaron con enojo, que esta mujer vendería los elementos que les eran donados para el comedor, el que funciona en la vereda de su casa cuando reparte algo de alimento. Pero lo que más les indignó es que “Estela Altamirano no tenía donde caerse muerta con su familia, y se compraron un auto de lujo, y ahora pretenden cambiarlo por una camioneta”, según nuestras fuentes.
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