Un rayo de sol volvió a brillar en Córdoba

Un 20 de junio de 1949 un muy extraño aparato volador se desplazaba por los cielos cordobeses. Totalmente silencioso exhibiendo los colores celeste y blanco de nuestra bandera.

Quienes lo observaban desde tierra notaban que no era un avión convencional, le faltaba algo, ¡le faltaba el fuselaje! Volaba con suavidad y elegancia… Pero ¿dónde está ubicado el piloto?

En una estrecha cabina exactamente al medio de las alas sentado en una posición muy recta, llevando el paracaídas de asiento se encontraba el experimentado piloto de pruebas de la Fuerza Aérea Argentina Edmundo Weiss. La pedalera de dirección se accionaba presionando hacia abajo los pedales que movían unos frenos aerodinámicos ubicados cerca de los extremos de las alas.

Verdaderamente estaba disfrutando de este vuelo en ese extraño planeador conocido como el I Ae 34 “Clen Antú” (Rayo de Sol). Un ala volante como se denominaba a este tipo de aeronave, que se desplazaba sobre el Instituto Aerotécnico, el lugar donde había sido construido por mano de obra argentina dirigidos por un alemán, el diseñador más importante del mundo en la especialidad de “alas volantes”: Reimar Horten. Realizó una pasada baja a unos 160 km/h. Agudizando el oído se podía percibir un suave silbido al “cortar” el aire con sus filosas alas, realizó un amplio viraje, bajando su tren de aterrizaje, y encaro la pista de tierra sobre la que se poso como si no tuviera peso. Poco a poco, ya sobre sus ruedas centrales, perdió velocidad hasta que la puntera del ala izquierda tocó el suelo y se detuvo totalmente. Nacía así este planeador que lució los colores argentinos en el campeonato mundial de vuelo sin motor realizado en Madrid, España, en julio del año 1952. Se construyeron 5 ejemplares, 3 de los cuales eran biplazas (dos tripulantes en tándem).

Un lluvioso y muy frío día 20 de mayo de 2000 el ing. Francisco Guillermo San Martín, el Arq. Juan Ignacio San Martín y el Sr. Juan José Martínez fueron a buscarla al

Club de Planeadores Córdoba, en la localidad cordobesa de Juárez Celman, para iniciar la restauración al único ejemplar de I Ae 34M “Clen Antú” que había “subsistido hasta nuestros días. Se hallaba semidestruida y su estado hacía dudar que se pudiera recuperar.

Con muchísimo cuidado se la transportó hasta el Museo de la Industria “Brig. Juan Ignacio San Martín” del barrio General Paz de la ciudad de Córdoba.

La restauración y puesta en valor de esta verdadera reliquia de nuestra historia aeronáutica, llevo 5 años de trabajo y fue el fruto del sacrificio de personas que con el único incentivo de preservar ese pedazo de historia, invirtieron pasión, entusiasmo, tiempo y mucho esfuerzo. Es justo mencionar como principales artífices de esta tarea a los hermanos Juan José e Ignacio Ezequiel Martínez y al arquitecto Roberto Tacchi. Como colaboradores al Dr. Carlos Roux, el Sr. Luis Nasif y el Sr. Echenique. También al ing. Francisco Guillermo San Martín, quien desgraciadamente ya no está entre nosotros.

El estado general era bastante malo ya que estuvo almacenado por 30 años o más. Conscientes de su valor y su importancia histórica se puso especial énfasis en el criterio de restauración que ya se venia aplicando en otras piezas, esto implicaba no alterar los métodos constructivos que se usaron en el año 1951, ni tampoco alterar los materiales empleados. Es por esta razón que se demoró casi dos años en empezar los trabajos, se buscó información, los materiales adecuados y los fondos mínimos para tener una cadencia de trabajo aceptable.

Los trabajos comienzan en noviembre del 2001 en el Museo de la Industria “Brig. My. Juan Ignacio San Martín” gracias al aporte desinteresado del Arq. Tachi que permitió obtener un stock de maderas aeronáuticas sobrantes de la fabricación de la serie de planeadores K-18 que él fabricara bajo licencia en nuestra ciudad.

En Enero del 2002 durante el cierre del Museo por el periodo de vacaciones, la cabina se trasladó al domicilio del Sr. Juan José Martínez, en el barrio de Nueva Córdoba, donde se trabajó hasta completar el 90% de lo que requería dicha sección.

A mediados de marzo de 2002 se retomó el trabajo en el Museo, allí se comenzó a trabajar, en el ala derecha, la restauración empezó a marchar en forma bastante más lenta ya que es stock de maderas comienza a ser crítico y no se contaba con las herramientas que se disponía en la casa del Sr. Martínez.

En junio de 2003 toma el trabajo de restauración el Sr. Ignacio Martínez. La parte más deteriorada y que mayor atención y esfuerzo requirió fue la cabina, si bien en ésta no fue necesario el remplazo de muchos elementos. Finalmente, luego de dos años se reincorpora José Martínez en esta última etapa culminando la restauración en sus fases de entelado y pintura.

Cabe resaltar el entusiasmo de los colaboradores ya que muchos de ellos venían de actividades diversas y sin ningún antecedente ni experiencia anterior en el rubro. Solo traían su entusiasmo y muchísimas ganas de trabajar en esta noble causa.

El 19 de diciembre de 2006 se presentó oficialmente en el Museo de la Industria “Brig. My. Juan Ignacio San Martín”. Lucía magnífica ante un calificado auditorio compuesto por familiares de su diseñador, pilotos que la volaron, periodistas y público en general. Muy profunda fue la emoción cuando las manos de los ilustres asistentes retiraron la enorme bandera argentina que la cubría en su totalidad y apareció magníficamente presentada aquella ala volante que 57 años antes había surcado los cielos cordobeses luciendo orgullosa el celeste y blanco de nuestra bendita bandera de la patria….

Juan Ignacio San Martín

juansanmar01@gmail.com